Íker Casillas y Sara Carbonero se preparan para decir adiós a Oporto - 800Noticias
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Íker Casillas (36 años) calienta banquillo en el Oporto… y no está lesionado. ¿Qué ocurre? El guardameta y su mujer, Sara Carbonero (33), siempre se han mostrado encantados en la ciudad portuguesa, desde su llegada en julio de 2015. Pero esa felicidad podría tener fecha de caducidad en vista de que el equipo parece mostrarle la puerta de salida en el mercado de invierno. Mientras, el matrimonio aguanta el tirón y muestra su mejor cara.

Esta misma semana, la pareja lucía palmito durante la gala de los Dragones de Oro, premios que anualmente entrega el club portuense. La periodista eligió un deslumbrante vestido de la firma Temperley London, valorado en 1.300 euros, y juntos no dejaron de exhibir su mejor sonrisa. Sin embargo, ahí cerca también se encontraba José Sá, el portero suplente que se ha ganado la confianza del míster, Sérgio Conceiçao; junto a él posaba su mujer, Raquel Jacob, embarazada de cuatro meses. Algunos medios locales ya comienzan a calificar a Raquel como la nueva musa del Oporto, en un claro síntoma de que tal vez el ciclo de Carbonero en la ciudad portuguesa está llegando a su fin.

El equipo atraviesa unas acusadas dificultades económicas, como demuestra el hecho de que su déficit asciende a 35 millones de euros, y Casillas es el mejor pagado de la plantilla con cinco millones de euros brutos al año. Si a este panorama se añaden su (hipotético) uso excesivo del teléfono móvil en los entrenamientos y una supuesta falta de intensidad en los mismos, ya tenemos el perfil completo para que el presidente Pinto da Costa le señale.

Pero su impronta en Oporto ya está rubricada y, de hecho, el excapitán del Real Madrid y de la Selección Española ha proclamado a los cuatro vientos que le encanta vivir a orillas del Océano Atlántico. Su piso de lujo, alquilado por 6.000 euros al mes, proporciona a la pareja un hogar privilegiado en la zona de Foz, justo enfrente del paseo marítimo y muy cerca de la playa de Matosinhos.

Su estilo de vida se encuentra completamente asentado y el mayor de sus dos hijos, Martín, sabe hablar portugués, no solo por la educación que recibe en la escuela sino porque su madre le lee libros en esa lengua, tal y como hizo con «O principezinho», la traducción del clásico de Saint-Exupéry. Carbonero no cesa de alabar en su blog el encanto de los rincones de Oporto: las terrazas de la Ribeira, la mágica librería Lello, las cuestas que conducen al emblemático puente Don Luis I, los comercios y las cafeterías eco-chic, las galerías de la calle Miguel Bombarda… En cuanto puede, se dedica a airear su pasión por los grafitis de Hazul, un misterioso artista urbano local del que nadie sabe su identidad -una especie de Banksy luso-. También se ha dejado seducir Sara por la exquisitez de Claus Porto, la marca de cuidado personal más veterana del país vecino -se fundó en 1887- y que ella publicita en sus redes sociales.

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