El papa lamenta que migrantes tengan la puerta cerrada por cálculos políticos - 800Noticias
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EFE

El papa Francisco lamentó hoy que los migrantes que huyen de sus países en conflicto encuentren «las puertas cerradas por el miedo y los corazones blindados de cálculos políticos», durante su oración en la celebración del Vía Crucis de Viernes Santo.

Francisco pronunció estas palabras frente al Coliseo de Roma y aprovechó para criticar también la codicia y el poder, y que haya familias que se vean «destruidas por la traición, por las seducciones del maligno» o por el egoísmo.

Jorge Bergoglio citó como las cruces del mundo la «de las personas hambrientas de pan y de amor», la de las personas «abandonadas incluso por sus propios hijos y parientes», la de los «pueblos sedientos de justicia y paz» y la de «las personas que no tienen el consuelo de la fe».

El papa siguió lamentando otras situaciones e injusticias y habló de los «ancianos que se arrastran bajo el peso de los años y la soledad», dy e los niños «heridos en su inocencia y en su pureza».

Criticó «la humanidad que vaga en la oscuridad de la incertidumbre y en la oscuridad de la cultura del momento», y deploró que haya personas que sean rechazadas y marginadas.

El papa Francisco también mencionó a los creyentes que, teniendo fe y «tratando de vivir de acuerdo» con la palabra de Dios, «se encuentran marginados y dejados de lado incluso por sus familiares y sus compañeros» y a los consagrados que intentan llevar la luz de Dios en el mundo y se sienten ridiculizados y humillados.

Por último, cargó contra las debilidades de los seres humanos, su hipocresía, sus traiciones, sus pecados y sus promesas rotas; y también contra el egoísmo que ciega a los hombres por la codicia y el poder.

«Señor Jesús, revive en nosotros la esperanza de la resurrección y tu victoria definitiva contra todo mal y toda muerte», concluyó.

De esta manera, el papa puso fin al rito del Vía Crucis, que como es tradición se celebró en el Coliseo romano, símbolo de la persecución y del sufrimiento de los primeros cristianos.

La monja italiana Eugenia Bonetti, misionera de la Consolata y conocida por haber dedicado su vida a luchar contra la trata de personas, fue la encargada de redactar las meditaciones de este año.

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