El doble estigma de la depresión posparto - 800Noticias
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Salud

Por El País

La depresión posparto es la patología materna más frecuente. La sufren al menos una de cada 10 madres en países industrializados, el doble en países en desarrollo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Algunos expertos elevan el porcentaje hasta el 35%. El estigma que arrastran las enfermedades mentales, y en este caso, por partida doble al producirse en un momento en teoría feliz, hacen que esté infradiagnosticada. «Las madres no lo suelen decir espontáneamente, y muchos profesionales sanitarios no están formados para detectarla», explica Ibone Olza, psiquiatra perinatal e infantil.

No hay una causa única para la depresión posparto. Se han encontrado, entre otros, factores psicológicos, sociales, genéticos y hormonales. Sufrir depresión durante el embarazo -la padecen al menos una de cada 10 futuras madres-, ser muy perfeccionista, la soledad y la falta de apoyo familiar, tener problemas económicos, traumas o estrés elevan el riesgo. «El posparto es una etapa de mucha vulnerabilidad a la depresión», afirma Lluïsa García, coordinadora del Hospital de Día Madre-Bebé del Clínic de Barcelona. Es el único en España que atiende de forma conjunta a madres con trastornos psiquiátricos tras el parto y a sus pequeños, algo normal en países como Francia o Reino Unido.

SIGNOS DE ALARMA PARA DETECTAR UNA POSIBLE DEPRESIÓN

Tristeza continua y profunda, llanto, cambios de humor repentino, irascibilidad, trastornos alimenticios, sensación de no ser una buena madre o dificultad para vincularse con el bebé son síntomas comunes de la depresión posparto. Pero muchas veces es difícil de detectar, porque la madre, de puertas afuera, intenta aparentar que todo va bien. Algunos signos que, según las expertas consultadas, pueden indicar que se está ante esta patología son:

Excesiva preocupación por la salud del bebé: acudir al pediatra cada poco, o presentar conductas obsesivas, como miedo a sacar al niño a la calle por si enferma.

Problemas de sueño: no dormir cuando el bebé sí lo hace, por miedo a que se despierte, o por controlar si respira, puede indicar una depresión. También al contrario, un exceso de somnolencia.

Fatiga extrema: es normal sentirse agotada las primeras dos semanas tras el parto. Pero después, puede indicar el inicio de una depresión.

No disfrutar con el bebé: el miedo a no ser buena madre o a dañar al bebé, o la dificultad para vincularse con el recién nacido, afecta a la relación.

Dificultades con la lactancia materna: es un círculo vicioso, si existen, puede ser un detonante de la depresión, y cuando la madre está deprimida, es habitual tener complicaciones en la lactancia.

En su año de funcionamiento, el centro, con un equipo con psiquiatras, psicólogas, enfermeras, y trabajadoras sociales, ha atendido a unas 45 madres, el 40% por depresión. Algunas presentan trastornos, como el obsesivo compulsivo o el bipolar, que empeoran o reaparecen tras dar a luz. Mucho menos frecuente, pero muy grave, es la psicosis posparto, explica García, por el peligro de que se hagan daño a sí mismas o a sus bebés. Aparte del sufrimiento que conllevan estos trastornos, hay un riesgo real para sus vidas: según la OMS, el suicidio es una «causa importante» de fallecimiento entre embarazadas y puérparas. «El 40% de las madres que hemos recibido traía ideas de muerte», confirma la psiquiatra con sorpresa.
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