Catherine Fulop: «Maduro es un títere, un burro, pero el peor fue Chávez» - 800Noticias
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EFE

La actriz venezolana Catherine Fulop, que desde hace años vive en Argentina, afirmó este viernes que Nicolás Maduro es un «títere» y un «burro» rodeado de personas más «maquiavélicas» y consideró que la solución a la crisis de su país pasa porque los «delincuentes» abandonen el poder.

«Atrás de él ha habido personas más maquiavélicas. Él es un burro, pobre. Tú le escuchas hablar y te das cuenta de que lo manejan, que dice lo que le dicen que diga, porque sólito como que mucho no puede», señaló a Efe en su casa de Buenos Aires la también modelo y presentadora de televisión.

Para la protagonista de telenovelas como «Abigail» (1988-1989) o «Pasionaria» (1990-1991), detrás del gobernante hay gente «muy mala» como el presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, Diosdado Cabello, o como lo fue el fallecido exmandatario Hugo Chávez, el «peor de todos», que «vendió» la patria y «dejó que entrara lo peor del mundo solo para acumular poder».

«Si él hubiera estado, no sé… capaz que no hubiéramos llegado a esta situación tan dramática. Pero se le fue de las manos y cuando tú tratas con lo peor del mundo, nada puede terminar bien», aseveró.

En los últimos días, la familia que la actriz tiene en su país natal -de «clase media»- se ha visto entre la espada y la pared.

Uno de sus hermanos tuvo que ser operado de un cáncer de garganta y la propia Fulop se vio obligada a pedir por las redes sociales ayuda para hacerle llegar los medicamentos, por la imposibilidad de encontrarlos en el país caribeño.

Por suerte, y gracias al enlace de una conocida de Buenos Aires, un periodista que tenía previsto viajar desde Argentina a Caracas este fin de semana llevará consigo los medicamentos que la modelo compró.

«La gente es muy solidaria, porque los buenos somos más. Hay mucha gente en Venezuela, farmacias que empezaron a buscar, amigos, gente de fundaciones que se enteraron», destaca.

Al consultarle por su madre, Fulop, que hace ocho años que no pisa su tierra, no puede reprimir las lágrimas.

«Conversar (por teléfono) con mi mamá a veces es hasta triste. Me afecta de una manera fuerte. De repente me dice ‘mi amor, me queda una cajita del hipertensivo, tres rebanadas de pan, no sé si voy a encontrar'», rememora.

A su juicio, la «crisis humanitaria» de Venezuela es «profunda» y todos los días mueren personas, sobre todo los más vulnerables, por lo que remarcó la necesidad de que ingrese la ayuda humanitaria internacional, que Maduro rechaza.

También enfatizó que no todo el mundo vive mal en su país, ya que hay un porcentaje de la población, entre el 10-12 %, que son los «enchufados» del Gobierno que han aprovechado «todas las situaciones donde podían armar una mafia».

Sobre el líder del Parlamento, Juan Guaidó,  Fulop, de 53 años, valoró que sea «un chico muy centrado» y «muy preparado».

«Es un tipo humilde que viene de una familia humilde. Un tipo que le ha echado piernas a su vida, ha estudiado y salido adelante», sentencia.

Es así que afirma que la solución pasa por la salida de Maduro y su Gobierno.

«Que estos delincuentes abandonen el poder, salgan de Venezuela y reconstruirla. Como dice Guaidó, tres pasos: cese de la usurpación, Gobierno de transición y elecciones libres. Para que haya un nuevo presidente y podamos de verdad reconstruir Venezuela«, agrega.

La presentadora deseó que el «próximo presidente», fruto de esos comicios, sean o el opositor Leopoldo López, encarcelado desde febrero de 2014, o la también política de la oposición María Corina Machado.

Esposa del empresario argentino Osvaldo Sabatini, Fulop señala que mitad de su corazón es venezolano y la otra mitad argentina, y asume que está en dos patrias con problemas (Argentina vive una dilatada crisis económica), por lo que quiere poner su «grano de arena» para ayudar.

Tras participar en concursos de belleza como Miss Venezuela, la popularidad de la actriz llegó cuando con poco más de 20 años empezó a filmar telenovelas en su país, tras lo que también trabajó en España y a mediados de la década de 1990 llegó a Buenos Aires.

«Me llamó un productor de acá para hacer una telenovela con Carlos Mata. Soñaba con venir a Argentina», evoca.

Hoy día, se reconoce «superfeliz», con su marido y dos hijas y «una casa linda».

«Gracias a Venezuela, porque el puntapié de mi carrera me lo dio Venezuela. Argentina me abrió sus puertas y estoy súper agradecida», recalca.

Su activismo por su país -como sus comentarios contra la actitud del papa Francisco, al que acusa de dar la espalda a Venezuela-, le ha valido multitud de «insultos», pero no se amedrenta.

«A la gente que apoya a este régimen realmente siento que no me quitan mi paz. Siento que no pueden más. No tienen conciencia. Son des-almados, no tienen alma», concluye.

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