Análisis | La sorpresa acecha las elecciones guatemaltecas a una semana de los comicios - 800Noticias
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EFE

El incierto panorama electoral en Guatemala está siendo acechado por la sorpresa, tanto en el resultado como en el desarrollo de la jornada electoral del próximo 16 de junio.

Amenazas de militares retirados y expatrulleros, promesas demagógicas, rechazos de candidaturas, la lucha por el segundo lugar y la ausencia del impulso anticorrupción son las marcas esenciales de las elecciones guatemaltecas a una semana de la fecha clave.

Si bien Guatemala cuenta con un «sistema descentralizado para el escrutinio muy abierto y transparente», con juntas electorales «independientes» de los partidos políticos y con conteos rápidos públicos, cuyos elementos consolidan un sistema confiable, hay dos factores que acechan la elección: amenazas del pasado y resultados estrechos.

A criterio de la analista política y cofundadora de la organización que promueve la participación ciudadana RedxGuate Marielos Chang, el frente abierto «más preocupante» son las amenazas de los militares retirados y expatrulleros que han amagado con «intervenir el día de la votación», alegando que van a «resguardar las elecciones».

Mientras que Guatemala ha consolidado su institución electoral, «tener ese fantasma -del resguardo de elecciones por grupos clandestinos- es preocupante, sobre todo, en el interior del país», dijo la analista.

Esa solidez del sistema también se puede ver intimidada por la fragmentación de partidos políticos cuya intención de voto es muy dispersa, lo que podría dar pie a «conflictividad» durante la jornada si los resultados son muy cerrados.

Ahí es «más fácil que se desarrollen cuestionamientos del proceso electoral», advierte el politólogo Hugo Novales.

En ese mar de desasosiego, el oportunismo de los candidatos ha florecido conforme avanzan los días y se aproxima el 16 de junio.

Mientras Sandra Torres, ex primera dama y candidata de Unidad Nacional de la Esperanza, está en la cima de la intención de voto y refuerza su estrategia con la base del partido (el más grande del país), sus contrincantes aceleran las propuestas más populares.

Torres «está esperando la segunda vuelta y estudiando cómo contrarrestar a su futuro contrincante» analizando escenarios, apunta Chang.

En contraste, el exdirector del Sistema Penitenciario y candidato de Fuerza, Alejandro Giammattei, se contiene, pues «no quiere posicionarse como una amenaza para que la tendencia se mantenga y pasar a una segunda vuelta».

Pero la agresividad arropa a los tres que vienen en fila: Roberto Arzú (coalición PAN-Podemos), Edmond Mulet (Humanista) y más atrás Thelma Cabrera (Movimiento para la Liberación de los Pueblos).

Arzú «apela al interés ciudadano con propuestas demagógicas e inviables, como la reducción del 50 por ciento del precio de las medicinas y la creación de 1 millón de empleos», describe la analista, quien ve a un Mulet «más certero en su posicionamiento en contra de Sandra Torres para sumar el ‘antivoto’, aunque confiando de más en el voto urbano, el cual va a ser muy disperso».

La última del pelotón de avanzada es Cabrera, quien realizó este sábado un mitin en la Plaza de la Constitución de la capital aglutinando a miles de campesinos. Su mensaje «es fuerte mas no significativo en esta elección», lee Chang.

Esa subida en la intención de Cabrera también deja «abierta la puerta para la radicalización de izquierdas y derechas», siendo la representante de MLP del espectro izquierdista y el resto de una visión de derecha, ambos desde una perspectiva «extrema».

En ese revoltijo reina la incertidumbre, piensa Novales, quien observa cómo la crisis política de 2015, cuyo cenit fue la caída del expresidente Otto Pérez Molina, ha derivado en posicionamientos poco claros en la lucha anticorrupción, a pesar de que cerca del 70 por ciento de la población está de acuerdo y defiende a la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig).

Pese a ese abrumador apoyo a la Cicig, «los candidatos que encabezan las encuestas son candidatos o que han sido perseguidos o que tienen señalamientos, como Sandra o Giammattei, o que tienen posiciones abiertamente en contra (de la Cicig) como Arzú o muy críticas como Mulet».

De los punteros, agrega Novales, «la última o más pequeña -Thelma Cabrera- es quien ha apoyado la continuidad de la Cicig y ha dejado claro la necesidad de mantener la lucha anticorrupción».

A una semana de los comicios, el fiscal titular de la Fiscalía contra Delitos Electorales, Óscar Schaad, ha salido de la escena con una licencia de tres meses, librando tanto la primera como la segunda vuelta electoral.

Y eso es un mensaje «preocupante», como dice Marielos Chang, aunque no implicaría que los delitos no sean investigados, como refuta Hugo Novales.

En una semana, Guatemala decidirá su futuro político. Pero entre tanto, debe resolverse la participación de un candidato (Edwin Escobar, quien fue rechazado por no contar con su constancia de responsabilidad de cargos) y la esperanza de la hija del dictador fallecido Efraín Ríos Montt, Zury Ríos, quien aún sueña con participar mediante acciones legales a nivel internacional.

En todo ese panorama de un proceso que también purgó a la ex fiscal general Thelma Aldana semanas atrás, «aún no se sabe quiénes disputarán la segunda vuelta», como concluye Novales. La sorpresa es el vaticinio electoral.

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